No, no es política.
El cura Gilberto Chávez admite que es la segunda familia que no encuentra los restos de sus parientes
Desaparecen las cenizas del nicho de una iglesia
Tras realizar demasiados trámites ante la Secretaría de Hacienda y otras instancias para poder retirar las de su tía, Luz Gabriela Trápaga Maza se llevó la sorpresa de que ya no estaba la urna en su lugar.
Ilustración: Eduardo Salgado
El reclamo que le hizo una y otra vez Luz Gabriela a Gilberto Chávez, párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue: “¿Qué pasó con las cenizas de mi queridísima tía?”.
Y es que luego de que el párroco obligara a Luz Gabriela a realizar varios trámites ante la Secretaría de Hacienda y otras instancias para poder retirar las cenizas de su tía ubicadas en un nicho de esa iglesia, se llevó la sorpresa de que ya no había algo en ese lugar.
“Esto está mal, para mí hay un negocio sucio de utilización y reventa de nichos o criptas; mi familia y yo enviamos una carta al cardenal Norberto Rivera Carrera para que se investigue la desaparición de las cenizas de mi tía María Esther”, expresó Luz Gabriela Trápaga Maza.
Al respecto, el párroco comentó a MILENIO que sugirió a los familiares presentar una denuncia penal ante el Ministerio Público, pero la respuesta fue negativa.
El día 10 de marzo del presente año Luz Gabriela se dirigió a la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro ubicada en Avenida Villalongín número 36 en la colonia Cuauhtémoc para solicitarle al párroco su autorización de retirar las cenizas de María Esther Maza con el fin de trasladarlas a la Parroquia de San Vicente Ferrer, ubicada en avenida 2 de la colonia San Pedro de Los Pinos, debido a la cercanía con los domicilios de sus familiares.
Los trámites
Lo primero que pidió el padre Gilberto a Luz Gabriela fue que pagara en el banco 559 pesos a favor de la Secretaría de la Función Pública del gobierno federal por concepto de retiro de cenizas. Cuando Luz Gabriela llevó el formato del SAT a la parroquia del Perpetuo Socorro, el párroco le solicitó como segundo requisito llevar una carta poder de todos los familiares de María Esther para saber si autorizaban el retiro de sus cenizas. Y para ello, todos los implicados deberían de colocar hasta su huella digital en dichas cartas, así como la firma de testigos de cada uno de ellos y anotar las claves de sus respectivas credenciales de elector, el domicilio completo vigente y hasta a qué se dedican.
Lo primero que pidió el padre Gilberto a Luz Gabriela fue que pagara en el banco 559 pesos a favor de la Secretaría de la Función Pública del gobierno federal por concepto de retiro de cenizas. Cuando Luz Gabriela llevó el formato del SAT a la parroquia del Perpetuo Socorro, el párroco le solicitó como segundo requisito llevar una carta poder de todos los familiares de María Esther para saber si autorizaban el retiro de sus cenizas. Y para ello, todos los implicados deberían de colocar hasta su huella digital en dichas cartas, así como la firma de testigos de cada uno de ellos y anotar las claves de sus respectivas credenciales de elector, el domicilio completo vigente y hasta a qué se dedican.
Luz Gabriela tuvo que utilizar más de su tiempo para contactar a cada uno de sus hermanos y hermanas hasta lograr obtener de cada uno de ellos sus respectivas cartas poder.
“Lo que ya fue el colmo, cuando le doy esos documentos al padre me pidió que le llevara el acta de defunción de mi tía; el título de propiedad para la adquisición del nicho; copia certificada del testamento público de mi tía; mi identificación del Instituto Federal Electoral y una carta más dirigida al padre”, narró Luz Gabriela.
Espacio vacío
Y agregó: “El padrecito de plano pensó que no íbamos a insistir tanto y a cumplir con todo el trámite burocrático. Cuando me vio de nueva cuenta, luego de varios meses de ir y venir, con todo el cinismo del mundo me dijo: ahora sí hija mía, vamos por las cenizas de tu tía. Pero cuando bajamos a la zona de los nichos y cuando ubicó el de mi tía marcado como C-30, el párroco lo abrió con toda calma hasta que vimos que el espacio estaba totalmente vacío, a lo que el padre sólo exclamó un ¡ay caray!, pues no están hija mía, quién sabe qué sucedió; si quieres presenta una denuncia, a esta iglesia yo llegué hace cinco años y quién sabe qué habrá pasado”.
Y agregó: “El padrecito de plano pensó que no íbamos a insistir tanto y a cumplir con todo el trámite burocrático. Cuando me vio de nueva cuenta, luego de varios meses de ir y venir, con todo el cinismo del mundo me dijo: ahora sí hija mía, vamos por las cenizas de tu tía. Pero cuando bajamos a la zona de los nichos y cuando ubicó el de mi tía marcado como C-30, el párroco lo abrió con toda calma hasta que vimos que el espacio estaba totalmente vacío, a lo que el padre sólo exclamó un ¡ay caray!, pues no están hija mía, quién sabe qué sucedió; si quieres presenta una denuncia, a esta iglesia yo llegué hace cinco años y quién sabe qué habrá pasado”.
Esta situación llevó a Luz Gabriela y a su familia a escribir una carta con el fin de dar a conocer a la opinión pública su caso “para que a nadie más le suceda pues nos parece que, o hay un gran desorden en el manejo de las cenizas de los difuntos, o hay un negocio sucio de utilización y reventa de los nichos o criptas.
“Por eso al señor cardenal Norberto Rivera le agradeceríamos una investigación al respecto y una fuerte llamada de atención al actual párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro”, concluyó la afectada.
Al ser entrevistado por MILENIO, el padre Gilberto Chávez dijo que ésta es la segunda familia que se presenta a su iglesia para sacar las cenizas de sus parientes y que no las encuentran. “Yo les he dicho pues que presenten una denuncia porque es un delito penal, aquí no tenemos cámaras de seguridad y bueno, pues nadie ha querido denunciar nada… incluso a mi me han comentado que en otras parroquias hasta usan los nichos para ocultar drogas… imagínese”.
Cremación
- El procedimiento, hasta el siglo XIX, fue una medida que la Iglesia católica empleó sólo cuando las epidemias o las guerras dejaban un número de víctimas que ponía en riesgo la salud pública.
- El procedimiento, hasta el siglo XIX, fue una medida que la Iglesia católica empleó sólo cuando las epidemias o las guerras dejaban un número de víctimas que ponía en riesgo la salud pública.
- El papa Paulo VI decretó que la cremación no atenta contra la doctrina de la resurrección de los cuerpos, ya que no toca el alma ni impide a la omnipotencia de Dios reconstruir el cuerpo.
- Según la Orden de Funerales Cristianos, “la práctica de esparcir los restos incinerados o de conservarlos en el hogar de la familia, no es la forma respetuosa que la Iglesia espera para sus miembros”, por lo que los restos deben estar en un nicho.
EN http://impreso.milenio.com/node/8846220
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